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La enfermedad arterial periférica (EAP) se desarrolla cuando las arterias se obstruyen con placa, que son depósitos grasosos que limitan el flujo de la sangre a las piernas. Al igual que las arterias obstruidas del corazón, las arterias obstruidas de las piernas elevan el riesgo de ataque al corazón o al cerebro.
Muchas personas pueden padecer EAP sin saberlo ya que la acumulación de placa en las piernas no siempre presenta síntomas. Muchas personas que tienen síntomas, tales como dolor o calambres en las piernas, no los reportan ya que creen que son parte natural del envejecimiento o que se deben a otra causa.
La prevalencia de la enfermedad arterial periférica EAP, aunque mayoritariamente asintomática, es muy alta en personas con enfermedad cardiovascular establecida en otros territorios así como en aquéllos en prevención primaria con factores de riesgo cardiovascular.
Estudios epidemiológicos han confirmado que los mayores factores de riesgo (diabetes, hipertensión, tabaquismo e hiperlipemia) están implicados en un 80-90% de las enfermedades cardiovasculares.
La prevalencia de la EAP, tanto sintomática como asintomática, es mayor en los hombres que en las mujeres, sobre todo en población joven, ya que en edades más avanzadas se va reduciendo esta diferencia hasta casi igualarse.
Es el principal marcador de riesgo de EAP. Se estima que la prevalencia de claudicación intermitente en el grupo de 60-65 años es del 35%. Sin embargo, en la población 10 años mayor (70-75 años), la prevalencia se incrementa hasta alcanzar un 70%.
Más del 80% de los pacientes con EAP son o han sido fumadores. El tabaco aumenta el riesgo de esta enfermedad en 2-6 veces.
La diabetes es un factor de riesgo no sólo cualitativo, sino cuantitativo, ya que por cada aumento del 1% de la hemoglobina glucosilada se produce un incremento del 25% en el riesgo de EAP.
Es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente y se relaciona con la presencia deenfermedad cardiovascular, incluida la EAP.
Existe un incremento del riesgo de desarrollar EAP asociado con alteraciones del metabolismo lipídico.Se ha comprobado que el tratamiento de la hiperlipemia reduce la progresión de la EAP y el desarrollo de isquemia crítica.
Las alteraciones en el metabolismo de la homocisteína constituyen un importante riesgo de arterosclerosis y, en especial, de EAP. Hasta un 30% de los pacientes jóvenes con EAP presenta hiperhomocisteinemia.
Los pacientes con insuficiencia renal crónica presentan mayor prevalencia de EAP. En el último consenso sobre tratamiento de la EAP se reconoce que la enfermedad renal crónica es un factor de riesgo de EAP.
La inflamación es importante para el inicio y la progresión de la EAP. Los valores de proteína C reactiva (PCR) en los pacientes con EAP establecida se han mostrado como un marcador de riesgo de futuros eventos cardiovasculares.
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Guía de práctica clínica Enfermedades arteriales periféricas (ESC 2012)